viernes, 7 de septiembre de 2012

Al otro lado del Arco Iris

Cuenta la leyenda que cuando muere un animal se marcha a un lugar del cielo llamado: el Puente del Arcoiris.

Según dicen, abundan prados y colinas, estanques y lagos, bosques y maizales.

Hay suficiente espacio, comida, agua y sol para que estos pequeños se encuentren cálidos y cómodos.

Todos los que han estado enfermos, han envejecido, o en su día fueron lastimados, rejuvenecen y vuelven a estar llenos de salud y energía, como fueron en sus mejores momentos.

En este lado del Arcoiris, nuestros amigos perrunos se encuentran contentos y satisfechos, sólo tienen un pesar para ser completamente felices: cada uno de ellos extraña a ese alguien especial que dejaron del otro lado.

Mientras están corriendo y jugando unos con otros, de pronto, alguno de ellos se detiene y fija su mirada a la distancia.

Sus brillantes ojos destellan inusitadamente, está ansioso, su cuerpo se estremece y en desesperada emoción, se separa del grupo y corre a través de los verdes pastos.

Cada vez, sus patas lo llevan más y más rápido, el motivo: Ha visto a su dueño en mitad del puente y corre felizmente a recibirle.

Este angelito y su amo se reúnen con el gozo de saber que están unidos para siempre.

Ambos se miran y saben que no volverán a separase jamás, y juntos, cruzan el Puente del Arcoiris.


Un día, amaneció de un modo diferente, el sol se escondió, y el cielo se volvió frío y gris.

Los recién llegados no sabían que pensar, nunca habían visto nada parecido. Pero los animales que llevaban más tiempo esperando a su persona querida sabían perfectamente lo que pasaba, y se fueron juntando en el camino que conducía al Puente.

A lo lejos, vieron como  un perro mayor, cabizbajo y fatigado, se acercaba a ellos.

Los veteranos, supieron inmediatamente cual era su historia, porque habían visto pasar esto muchas, demasiadas veces.

Al contrario de los otros animales que esperaban en el Puente, este animal no había vuelto a la juventud, ni había vuelto a estar lleno de salud y alegría

Mientras caminaba hacia el Puente, veía como todos los otros animales le observaban.

Se sentía fuera de lugar, sólo deseaba poder cruzar el Puente. Pero no podía ser.

Una vez llegó, apareció un Angel y con lágrimas en los ojos le pidió perdón y le dijo que no podía cruzar. Solamente aquellos animales que estén esperando a su dueño se les permitía cruzar al lugar en el que le esperarían, pero él era un animal abandonado, sin dueñosNo teniendo a nadie, el perro caminó penosamente en la penumbra que había en la entrada del acceso al lugar de espera para cruzar el puente.Allí él encontró otros como él, viejitos o enfermos, tristes y desalentados.

A diferencia de los otros animales que esperaban felizmente a sus amos, éstos simplemente estaban acostados en la oscuridad, mirando fijamente a los afortunados que jugueteaban sin cesar unos con otros.

El viejete se quedó entre ellos, mirando el camino, suspirando, preguntándose qué sería de él.


Uno de los perros más nuevos que esperaba a su dueño, le pidió a un gato que estaba allí más tiempo, que le explicara qué sucedía.

El gato le contestó:

“Esos pobres animales nunca tuvieron una familia, fueron abandonados, tirados en la calle o dejados en algún refugio de una protectora, Este perro nunca consiguió conocer el calor de un hogar. No tiene a nadie asignado con quien poder cruzar el Puente del Arco Iris.”

 El perro preguntó al gato, “¿Entonces qué les sucederá a esos animales?”

Antes de que el gato pudiera contestar, las nubes comenzaron a desvanecerse y el frío cambio en sol brillante.

El gato contestó, “Observa y sabrás.”


En la distancia apareció una sola persona.

Conforme se acercaba al Puente, el perrito viejo y enfermo fue bañado con una luz dorada que le convirtió en un animal joven y sano.

Un grupo de estos animales que como él estaban esperando, se acercaron al encuentro de esta persona.
Bajaron sus cabezas mientras conforme se le iban aproximando.

Al pasar por delante de cada uno de ellos, esta persona les fue tocando a cada uno, a algunos les daba una caricia, a otros les rascaba las orejas cariñosamente, a otros les besó en la cabeza… Conforme esto ocurría, cada uno de ellos fue rejuveneciendo como hizo el perrito mayor y enfermo.

Se fueron poniendo en una fila detrás y siguieron a la persona hacia El Puente, el cual, cruzaron todos juntos.

El perro preguntó al gato: “¿Qué acaba de suceder?”

El gato respondió: “Esa persona fue voluntaria de una protectora de animales.

Todos estos animales cruzarán el Puente cuando llegue su momento, cuando llegue el primero de los voluntarios que les cuidaron y fueron su familia. No saben cuando ocurrirá, ni qué persona será quien llegue antes, por eso, esperan al otro lado en vez de aquí con nosotros"

El perro joven se quedó pensativo... y finalmente dijo: "Me gustan estas personas"

El gato sonrió y contestó: "Así es como se hace el cielo de los animales amigos, así se hace nuestro edén"


¿Quieres poner tu piedra en la pared del muro del cielo de nuestros peludos?

voluntariado@protectoraxativa.org

¡NO TE ARREPENTIRÁS!

No hay comentarios:

Publicar un comentario